miércoles, 22 de octubre de 2014

LA MUJER PIADOSA Y DISCRETA


Proverbios 11:22 dice: “Como anillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa que carece de discreción” (BAS). 

Discreta se define así:
“tener o mostrar discernimiento o buen juicio en la conducta, y especialmente en el habla”.
Algunos sinónimos son: prudente, sensata, y modesta.

La mujer piadosa debe ser prudente y sensible en su manera de hablar. Hay casadas que no sólo influyen para mal a sus maridos (manipulándolos con comentarios en privado), sino que también arruinan iglesias porque no guardan sus lenguas. Alguien dijo: “Cuidado con la lengua – es un lugar resbaladizo donde es fácil caerse”. Es un buen consejo para todos. La discreción nos lleva a pensar en lo que es o no es apropiado decir, y somete nuestra lengua al control del Espíritu Santo. La mujer discreta debe desechar todo chismorreo, incluso lo que se suele compartir “para orar”– una excusa favorita. Es mejor guardar silencio que pecar con los labios. El Salmo 141:3-4 debe ser una oración diaria:
“Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios. No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites”. 
La mujer discreta no domina la conversación; no es liviana, irreverente ni insana en su hablar. En compañía de otros no es una payasa ni coqueta, ni se comporta de ninguna manera que llame la atención sobre ella misma, especialmente con los hombres. Las solteras deben tener especial cuidado de no usar la conversación para coquetear ni para tener la atención de los solteros. El mundo enseña lo contrario, pero la mujer piadosa no es del mundo. Si ocurre algo gracioso o humorístico, la mujer discreta sabe reírse sin dar carcajadas o cacarear haciendo que todas las miradas se dirijan a ella. Sabe guardar silencio prudentemente cuando conviene, y no necesita divulgar sus opiniones y sentimientos. No es una habladora compulsiva. Ella recuerda que Dios estima el espíritu manso y apacible. Si es discreta reconoce qué conducta es apropiado para ella.
Si es verdaderamente una discípula del Señor, acepta la enseñanza de 1 Timoteo 2:9-10 para su propia vida:

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